La dislexia del desarrollo es un trastorno del lenguaje que afecta principalmente a la habilidad de leer, escribir, y otros aspectos del lenguaje, siendo quizá, uno de los trastornos de aprendizaje más conocidos (Galaburda y Cestnick, 2003). El origen de la palabra dislexia tiene raíces griegas (dys, dificultad, y lexía, lectura), refiriéndose a la dificultad para leer. Este término, fue acuñado a finales de los 80. (UNESCO, 2020). 

¿Qué es la dislexia?

En las últimas décadas, han surgido diferentes definiciones. Una definición clásica es la que propuso en el 68 la Federación Mundial de Neurología. Según esta definición, se trata de un déficit de aprendizaje (con base constitucional) de la lectura en un contexto de educación normotípica, un C.I. normalizado y unas condiciones medias de estatus sociocultural (Serrano y Defior, 2004). Otra de las definiciones por excelencia es la propuesta por el DSM-V (2013). Atendiendo al Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, la dislexia se sitúa entre los trastornos de aprendizaje, caracterizado por un rendimiento menor en lectura, en función de la edad cronológica, el C.I. y el nivel de escolarización. El consenso vino de la mano de la Sociedad Internacional de la Dislexia en el 94, y el Instituto Nacional de la Salud. Según Serrano y Defior (2004), podemos resumirlo como un problema específico del lenguaje, con base constitucional, caracterizado por la dificultad en la descodificación de palabras simples y un procesamiento fonológico insuficiente. 

El lenguaje oral y escrito son habilidades humanas fundamentales, por lo que existe un extenso interés en su estudio, sobre todo, en la investigación psicológica. El lenguaje oral y escrito de los seres humanos como herramienta comunicativa es, entre otras cosas, lo que nos convierte en una especie única y ha favorecido la evolución de la cultura a lo largo del tiempo (Wolf, Vellutino y Gleason, 2000). La lectura puede entenderse como una capacidad que permite nuestro procesamiento de la escritura (o lenguaje escrito), por lo que sería también un elemento de gran importancia en esta evolución cultural. La lectura, además, tiene una importante presencia e importancia en nuestra sociedad, y nuestra vida cotidiana (Serrano y Defior, 2004). 

Diagnóstico de dislexia

Por norma general, el diagnóstico de dislexia implica la ausencia de discapacidad intelectual o enfermedad mental, y se da por supuesto que la persona se ha desarrollado en un contexto que le haya brindado la oportunidad de aprender la lectoescritura. Sin embargo, pueden darse casos en los que existan, de forma simultánea, enfermedad mental, discapacidad intelectual con pocas necesidades de apoyo, y dislexia (Galaburda y Cestnick, 2003).

Síntomas dislexia infantil

Los niños con dislexia comienzan a tener dificultades en el aprendizaje sistemático de la lectura, presentándose dificultades en el desarrollo académico y personal., problemática que implica tanto a profesores/as y familiares, en la medida que se van desarrollando sin encontrar los apoyos necesarios (Serrano y Defior, 2004). 

Según los estudios en el ámbito, basándose en la neuroimagen, la dislexia conlleva una alteración de la actividad cerebral del lóbulo izquierdo, en las áreas frontal, temporal y parietal, además de una disminución de la sustancia gris en algunas regiones del cerebro (Artigas-Pallarés, 2009). Además de las repercusiones neurobiológicas, cognitivas y académicas que arrastra la dislexia, actualmente se presta poca atención a otras dimensiones de gran importancia que se ven afectadas por la misma, como, por ejemplo, la emocionalidad o el comportamiento social de niños y adolescentes con esta afección. Los estudiantes con dislexia pueden manifestar niveles más bajos de autoestima y mayores problemas de comportamiento, ansiedad social y ansiedad por separación, que otros compañeros/as. Teniendo en cuenta la repercusión a nivel académico de este hecho, es de gran importancia plantear soluciones directas orientadas a brindar los apoyos necesarios en el aprendizaje de las personas con dislexia, trabajando directamente con las emociones afectadas y aplicando metodologías didácticas en el aula (Zuppardo et al., 2020). 

Una revisión sistemática sobre la percepción de la dislexia en los profesores (Álvarez y López, 2021) afirma que hay un desconocimiento sobre el tema, que es poco referenciado en el aula de clase, llevando a categorizar, generalizar capacidades y etiquetar a los niños de forma errónea, generando rechazo en la lectura y un posible fracaso escolar.

Estadísticas dislexia infantil

Como se indica en la Web de DISFAM (disfam.org), uno de cada 10 niños tiene dislexia, y existen multitud de recursos para las personas con dislexia. Ejemplo de ello es el proyecto de Biblioteca Digital Abierta textos.info, compuesta por más de cinco mil textos completos adaptados al colectivo, o la aplicación informática, denominada VITIS (Visualize Trough Sound Interface), que permite hacer una lectura por voz de la pantalla, para que un equipo informático pueda ser usado por personas ciegas o con problemas de visión. En la propia página de DISFAM se ponen a disposición diversos recursos y proyectos orientados a la mejora de la calidad de vida de las personas con dislexia y el profesorado implicado en la actuación en el aula. En la Web de Educa Madrid también pueden encontrarse más de treinta recursos en esta misma dirección. 

Las consecuencias actuales de la dislexia son importantes en la medida que suelen consistir en problemas de aprendizaje tempranos que pueden dificultar en mayor o menor medida, el desarrollo cognitivo y emocional de la persona (Gayán, 2001). Sin embargo, con los apoyos adecuados una persona con dislexia puede desarrollarse sin problema y alcanzar los objetivos y metas que se proponga. Algunos nombres de personajes famosos con dislexia, considerados como personalidades de éxito, son Salma Hayek, Steve Jobs, Steven Spielberg o Whoopi Goldberg. 

Referencias

  • Álvarez, L. V. Á., y López, R. A. C. (2021). Percepción de la dislexia en el aula por los docentes: una revisión. Tempus Psicológico4(1), 29-43.
  • Artigas-Pallarés, J. (2002). Problemas asociados a la dislexia. Revista de neurología34(1), 7-13.
  • Artigas-Pallarés, J. (2009). Dislexia: enfermedad, trastorno o algo distinto. Revista de neurología48(2), 63-69.
  • Galaburda, A. M., y Cestnick, L. (2003). Dislexia del desarrollo. Revista de neurología36(1), 3-9.
  • Serrano, F., y Defior, S. (2004). Dislexia en Español: estado de la cuestión. Electronic journal of research in educational psychology2(2), 13-34.
  • UNESCO (2020). Embracing Dyslexia – Crossing the chasm and saving lives. https://bit.ly/2Vzyey2 
  • Wolf, M., Vellutino y Gleason, J. B. (2000). Una explicación psicolingüística de la lectura. In J. B. Gleason y N. Bernstein (Eds.), Psicolingúística (433-468). Madrid: McGraw-Hill. 
  • Zuppardo, L., Rodríguez Fuentes, A., Pirrone, C. y Serrano, F. (2020). Las repercusiones de la dislexia en la autoestima, en el comportamiento socioemocional y en la ansiedad en escolares. Psicología Educativa, 26(2), 175-183. [https://doi.org/10.5093/psed2020a4]

Autores: Lola Izuzquiza, Yone Castro, Andrés Cabrera, María D´Orey.